La tormenta

Una batalla todos los días de camino a… me tiro, no me tiro, por desgracia y con la mala suerte que tengo el universo no se alinea para darme el descanso eterno y quedó como una loca internada, con la mamá llorando lágrimas de sangre por parir una hija sin el valor de vivir la vida que le tocó.

Locura para quien lo ve; no te juzgo, no conoces la fuerza de las uñas de quien se agarra  de paredes de piedra. Tortura para quien lo vive sacando fuerzas con gritos en silencio y llora por salir vivo aunque pretenda morir.  

No tienes que entenderlo, pero desalmada es la vida cuando, después de haber desatado una tormenta, tira de la cuerda del amor con desgana, reprime anhelos, aniquila deseos, reprocha sentimientos, encadena alas, ciega las ganas de vivir y te obliga a ganar… o a perder.

Desalmada es la vida cuando, al amanecer, el cantar de las aves, hace ruido. amanece brillante, la suciedad estorba, nuevos anhelos nacen, la existencia coquetea, te columpias sin importar el abismo, el miedo se convierte en fuerza, la vulnerabilidad en poder, las lágrimas en sonrisas, el cuerpo en templo, las paredes en arte, y Dios es todas en partes.

Quizás esta volatilidad no me mate. Puede que tenga que vivir con ella el resto de mis días, un tiempo que no defino yo. Aunque hoy no me quiero morir, quizás mañana sí. Desalmada es la vida cuando una lista infinita de sueños son el truco de las múltiples opciones, que de alguna manera te van a salvar. Desalmada es la vida cuando la tormenta tiene que ser perfecta… incluso para dejar de existir.

.- Maritza Orozco Rincon – 08/24 – Valencia, España

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